Buenas tardes amigos y
desconocidos.
Hoy
entrego otra vez mis vivencias para dar a conocer esta enfermedad llamada
Agorafobia. Pero esta vez, aún desnudando mi interior como en reflexiones
anteriores, ésta, más que personal, va dirigida
a todos los lectores de forma algo más directa. Siempre mi intención es
dirigirme a todos, sobre todo para dar a conocer la crueldad que sufrimos
quienes vivimos esta cuasi eterna tortura, para sobre todo que se nos oiga, se
nos tenga en cuenta, se acaben estereotipos, se deje de estigmatizarnos,
relativizarnos…. En definitiva, “Llamar la Atención”.
Os hablo de barreras… --Permitidme que ya me pronuncie en
primera persona--.
Cuántas
barreras diarias son las que se me imponen, pues ni las quiero ni las elijo, difíciles
de sortear y tantas veces imposibles de superar. ¡Cuán cansado estoy, de estar
cansado, de que una invisible Agorafobia me niegue el vivir en su sentido más
amplio, gozante e incluso hedonista. De poder disfrutar de las pequeñas cosas,
de las grandes cosas, de tomarme una caña en una terraza sin sentir una perenne
tensión muscular y sin tener que girar cual muñeco decorativo de un coche, la
cabeza hacia los lados esperando un peligro irracional, e inexistente, pero
vigilante en mis neuronas!
Y ese cansancio eterno, equiparado a esa ansiedad excesiva, a
esa depresión que va y viene a su antojo, a esos terribles, horrorosos,
temidos, más que temidos ataques de pánico, se acompañan de barreras exteriores
distintas a las que que la propia enfermedad produce!
¿Quién
puede soportar que lo que consideras refugio, tu propia casa, sea de facto la cárcel
más hiriente? ¿Quién puede aguantar las soledades más agudas, intensas
interiormente, desgastadoras y desgarradoras del alma, aún estando rodeado de
la mejor de las compañías? ¿Quién conoce lo que es estar en cualquier sitio,
sea el que sea, en el que momentáneamente te sientes a gusto y seguro y de
repente te asalta el miedo más inexplicable, la sinrazón como razón, todas tus
extremidades se engarrotan más y más a cada momento, el pulso se acelera
vertiginosamente sin quererlo, ni esperarlo, y peor, sin controlarlo? ¿Quién es
capaz de soportar esa situación en la que te es imposible verbalizar tu
pensamiento, cuyo resultado más cercano es el tartamudeo… sentir sequedad en la
boca como si de una esponja que lleva años sin saber lo que es la humedad se tratara,
incapacitando cada vez más tu deseo de hablar… o más bien, de pedir ayuda.
Cuando hasta la tez de tu piel cambia emblanqueciéndose repentinamente y tu
cara se desencaja cual zombie de cualquier película de Romero?
¿Quién es capaz de echar en sus espaldas las losas más
pesadas, esas que nos son impuestas, de una perenne falsa vida, que es incluso
invivida, llena de desasosiegos, miedos, soledades, rabias, sentirse injustos
sin ser capaz de canalizar de forma adecuada todas y cada una de ellas y otras
tantas largas de narrar, y que te llevan a un estado de desesperación sin
igual? ¿Quién es capaz de sentir mínimamente algo de esto? ¿Quién puede
entender que esta ansiedad interminable, pegada cual sanguijuela, te lleva a
momentos convulsos, incoherentes… incluso a una desesperación tal en la que tu
vida no es vida, no es nada, no sirve, no tiene valía, que cualquier elemento inesperado, cualquier cosa que te produzca un
mínimo estrés pueda llevarte a una única conclusión como salida…. Salida del
sufrimiento, del sobrevivir sin saber por qué hacerlo, donde, repito, la única
salida que tus neuronas hartas y cansadas te conducen es la muerte?
¿Quién
puede soportar el mero recuerdo que tras un impulso consciente o inconsciente,
pensado o improvisado, correcto o incorrecto, te lleva a la masiva ingesta de
medicamentos para que el fin por fin
se produzca? ¿Para quién es grato que tras tal desesperado suceso, alguien (y
con suerte teniendo a alguien) llame a urgencias y te veas mareado mientras un
montón de batas blancas se mueven rápidamente mientras de fondo, cuasi lejano,
escuchas sus conversas y te ves, o sientes de repente, entubado, dando arcadas
mientras ese tuvo penetra por tu nariz para encontrar su final, tu propio
estómago, e intentar desaguar tu estómago infestado de química mortal para que
no penetre más allá, para posteriormente introducirte carbono por si quedara
algún resto? ¿Quién se ha visto entubado, con gotero, saliendo en camilla, incorporándote
en una ambulancia mientras la amabilidad de los dueños de esas batas que te han
salvado la vida, intenta todavía más, que ese pesar sea lo menos posible…
entendiéndote y animándote y quitando hierro… pues como te dicen…. estas
enfermo?
Creo
que es suficiente, pero tengo mil preguntas más para trasladar a quienes no
sufren esto, lo ignoran, y aún así, juzgan, estigmatizan, relativizan, pones
sus propias opiniones con prejuicios ignorantes y manifiestamente alejados de
toda realidad… Pues otro fallo humano, es creernos con la posesión de la verdad
y sentir que nuestro juicio sobre algo es el correcto, sin ni siquiera estar
cerca de quienes profesionalmente si saben más de esto.
Haceros
estas preguntas y decidme cómo lo soportarías, cómo sobreviviríais, cómo
aguantarías, cómo serias capaces, de dónde sacaríais fuerzas…. de cómo….. Pues
ni siquiera nosotros sabemos cómo seguimos adelante con tales sufrimientos.
Dadnos las respuestas, que estamos ansiosos de encontrar ese “santo grial”.
Pues a todo esto que internamente vivimos, que no
es poco… se nos unen barreras inesperadas… vuestras palabras y vuestras
equívocas formas de ver nuestra realidad. Y es esa estigmatización llena de
tópicos y tipicismos, a cada cual más absurdo y carente no solo de sentido,
sino de una correcta fundamentación. Pero se lanzan sin más y nos quedamos tan
contentos… sin saber que aun podéis echar más carga a la ya pesada losa que
llevamos a cuesta.
¿No
entendéis que nuestra soledad, nuestra baja autoestima, nuestro estado
desesperado, busca refugio en aquellos en quienes confiamos, en nuestras
familias, hermanos, primos, pareja, amigos… contándoos nuestra cruenta realidad
para intentar aunque sea mínimamente que lleguéis a entender lo que realmente
es el sufrir de que conlleva la Agorafobia, la ansiedad Excesiva, la Depresión?
Y
parecemos recibir entendimiento, para comprobar que no apartados del resto
social, seguís con los mismos estereotipos, los mismos tópicos, las mismas
erradas ideas…. ¿De qué sirvió tanto tiempo de conversación, de intentar hacer
entender --y es difícil-- lo que nos supone todo esto?
Y siempre
las mismas respuestas… tienes que salir (si fuera tan fácil), eso es voluntad
(ojalá fuera así de sencillo) o que si
tanto lo hablamos es sólo por llamar la atención.
De
eso estamos más que acostumbrados, pero que salga de quienes confías… no tanto.
Tengo
la suficiente madurez, en mis momentos más serenos y cuerdos, como para tener
un diálogo adulto, y no como el niño que al no darle la piruleta que pedía de
forma imperiosa, llama la atención con el pataleo consiguiente…. NO.
Y si lo hablo, hago lo mismo que al escribirlo….
Es contar mi vida para que esta enfermedad sea entendida, seamos entendidos, no
seamos ignorados, darla a conocer en su medida justa y cruel, con toda su
realidad… no me hace falta y no nos hace
falta vuestras pseudo-psicologías (que para eso ya tenemos nuestros psicólogos y
psiquiatras profesionales) No necesito que me reafirméis… ya tengo un tribunal
médico que acredita mi Incapacidad Permanente por el mal anteriormente
mencionado y elemento central de todas estas reflexiones. (estoy cansado de
nombrarla).
Que
nadie se confunda…. No llamamos la atención,
cual infante, pero visto lo visto SI os llamo la Atención, en otro
sentido al que suele darle más de uno. Pero si es complicado entender, si es difícil
comprender, si la ignorancia de los hechos y de la misma enfermedad se escapa a
vuestro entendimiento (no tenéis por qué entenderla y estar a la altura de un
médico), existen más palabras para vuestros juicios…. No sólo apoyo, no solo
estar ahí,….NO, hay una hasta más importante y de la que nos olvidamos muchos. Y
es EMPATÍA.
Y
antes de verter un juicio sin juicio,
sin fundamentos, jugando a ser psicólogos… no
contéis hasta diez…. Pensad en la palabra empatía.
Os aseguro que nos haréis un gran favor.
Gracias.
Un
saludo y hasta pronto amigos.
Alberto.