Otra vez delante de esta
blanco virtual para exponer en negro las míseras fluctuaciones, no sólo
emocionales, pulsionales, anímicas… sino también existenciales, que esta
compañera inseparable de camino me otorga con su cruel generosidad diariamente.
Y de nuevo la paradoja, ese factor común
en todos mis relatos, vuelve a denotarse. ¡Agorafobia.
Compañera de camino, la cual no deja caminar!
Otro día más… ¿Otro día menos? De lo primero estoy seguro,
pues aunque el tiempo es bastante relativo en mi existir pues carece cuasi de
valor, apenas es notable, salvo algún día extraño que me miro en el espejo y
compruebo cambios sustanciales e inesperados, que los días anteriores eran
desapercibidos. Por lo demás apenas tiene connotaciones, al menos positivas.
Pero es irrefutable que hay otro día más. Las leyes de la física se imponen, y
de momento, sólo de momento, el sentido común aún no se ha marchado por alguna
de las múltiples grietas, que casi de manera exponencial, cual metástasis, se
producen en mi ánima. Pero la segunda parte, la pregunta, el futurible… ¿otro
día menos? es más difícil de responder, no porque carezca de hipótesis, pero si
carezco de certezas. Y aunque mi instinto, mis ánimos, mis ansiedades (esta vez
en su aspecto positivo) puedan desear que sea un menos para un final… dudo de
dicho final, o al menos del contenido del mismo. Pues el feliz de película no
lo espero… el que más alberga mi cansada alma, no lo contemplo… así que queda
abierto, como todo destino, pero con bastantes elementos desechados… por lo que
ese otro día menos, me lleva a múltiples finales, todos ellos vestidos de
púrpura o de negro.
Y es que esta continua noria, de la todavía quedo perplejo,
pues cada vez gira de forma más rápida y violenta, y el mareo consecuente aún
no ha llegado a mermar del todo mi existencia. Y lo digo con pena, pues de esa
manera mis pesadas losas (ya multiplicadas) siguen hundiéndome en el más frágil
de los fangos perdurando el sufrimiento de forma cuasi perenne. Otra magistral
vuelta de tuerca de mi archienemiga Agorafobia, que aunque como si de una presa
de aceite sigue apretando más y más para sacar todo el jugo de mi marchito y
asecado interior, lo hace de forma que dicha presión no se exceda y acabe de
una vez con todo; sino maquiavela ella, mueve las manivelas de manera justa
para que el virtual desangrado no se produzca del completo, para que en su
forma más sádica, el sufrir se mantenga, con intervalos de pequeñas y falsas
recuperaciones, para seguir jugando con su artes favoritas!
Y tras casi dos años y medio de penurias, cada cual con sus
dolores, y todas increscendo, aquí la experiencia no es un grado. Es
simplemente aumento de tortura! Pues creido y sabedor de todas las artes, de
todos los juegos, de todas las acometidas, zarpazos, espejismo cuyo despertar
es más duro pues rompe en mil pedazos las esperanzas causadas, compruebas,
siempre de forma de un nuevo mal otorgado, que aún, esta maldita, después de
tanto tiempo, sigue sorprendiéndote!
No sirve la abstracción, el mantener la mente ocupada en
otros menesteres que puedan ser placenteros, aunque sea en pequeños espacios de
tiempo. El agarrarse a clavos ardiendo para superar dicha lacra… pues al final
lo único que compruebas es que la lacra se ha agarrado más fuerte a tus
espaldas ocasionando incluso más insoportable peso… y lo único que sacas son unas manos quemadas!
Cada vez que vuelvo de una terapia psicológica vuelvo con ánimos
reforzados, con nuevas fortalezas, por enésima vez, pero al final, nuevamente,
cual pesadilla en bucle de la que de forma consciente eres incapaz de
despertar, la pérfida vuelve a
llevarte por los cauces de esos ríos de aguas bravas en las que siempre te tuvo
inmerso… y es ahí, tras el choque con una roca por las embestidas de la
corriente, cuando despiertas de esa pesadilla, para darte cuenta que la
realidad la supera!
Y compruebas una vez más, que todos los actos para salir, son
inservibles, sólo fundamentan infundadas
esperanzas. Da igual el trabajo que desees desempeñar, las salidas que
buscas y que crees en realidad que son verdaderas escapadas definitivas. El
imbuirte en una pasión que te despeja la mente y te da ánimo de futuro… da
igual… pues al final despierto y sigo amarrado a la misma tela de araña.
Y lo peor de todo es que tus miedos, tus temores… a salir, a
hacerlo sin compañía, a espacios concurridos, o solitarios. Miedo a personas
extrañas como cualquier vendedor de seguros se acerca a tu refugio-cárcel…
miedo a subir unas escaleras por si la medicación que te deja sin reflejos hace
que un accidente sea más probable que el subir sin más… etc… miedos que
empezaron con dos fobias… y ahora no se concretamente cuantas más he sumado! Y lo peor, como os decía es que esos miedos
se van multiplicando sin darte cuentan mientras siguen corroyendo interiormente
tu alma cual larva alimentándose de la misma. Y no se ven salidas…. Las creadas
son vueltas a encerrar, a tapar, a verlas imposibles. Y de todo esto me doy
cuenta de manera inesperada, con mayor dolor si cabe!
Llevaba, otra vez, (pues como os digo esto es para mi como un
bucle, que por mucho analizarlo, o intentar sacar fuerzas, no veo salida del
mismo) unas semanas con nuevas fuerzas y ánimos, nuevas y quizá auto-creadas
esperanzas (supongo que todo sirve en esta guerra), de salir reforzado como
otras veces de esas sesiones psicológicas, para que de forma inesperada, y sin
saber por qué, con total desconocimiento, la
ansiedad vuelve con fuerza. Llevo tres días con sensación inexplicable de asfixia,
de un corazón que palpita a su antojo dando lugar a una extraña sensación de
presión y ahogo, como si fuera a estallar o estuviera dando avisos de un
inminente paro. Y el miedo vuelve aparecer en otra de sus muchas facetas… y
esta vez sin saber por qué. Estoy con esperanzas, estoy intentando salir, agarrándome
a clavos ardiendo, estoy en casa, en mi supuesto refugio… entonces… ¿esto a qué es debido? Sigo sin respuestas. Solo me caben
deducciones, y es que este tándem Agorafobia-Ansiedad siempre se apoyan, y si
una flaquea, ya está la otra para lanzar su negra mano sobre tu cuello para
ayudarla y que no te olvides que no será fácil escapar… más bien, que no te
olvides que no podrás escapar!
Y tras tantos
esfuerzos, otra magistral acción conjunta te devuelven a tu cruenta realidad... ¿para qué? Muy fácil, para dar de
comer a la tercera en discordia, la depresión, pues al final de todo la iba
abandonado… y todo era un engranaje más, no para recordarme mi atrapamiento en
las redes de la ágora y la ansiedad, que también, sino que como buenas
compañeras había que ayudar a la que estaba más débil en estos momentos! Y es efectivo, pues estos despertares con
agua fría causan un shock que el hundimiento rápido y gigantesco, no superado
siquiera por un Titanic, te lleva a que la realidad siempre existente vuelva
atraparte en forma de suma tristeza, pues todos los esfuerzos, nuevamente,
fueron inservibles. ¡Depresión, ya
tienes el plato en la mesa!
Y aquí seguimos, otro
estúpido y cruel, día más… Sí, otro día más. Significa ¿otro día menos?.... ¡qué
más da….!
Un saludo a todos!
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