Desesperación,
impaciencia, insoportabilidad, cansancio extremo, extenuante…. son las
palabras que hoy nublan mi juicio. Juicio por decir algo, por sentirme más
humano, porque pienso por momentos, cada vez más frecuentes, que tal capacidad
se diluye y se va cual agua sucia por las cloacas de mi alma, tan rota y
corrompida, que le cuesta ya insuflar alientos de esperanza.
Y es que la rutina incansable, causada por esta aventajada
maestra agorafóbica, me hace dudar de lo que es humano… si en realidad me queda
una pizca de humanidad en el más estricto de su sentido. El que mi cuerpo se
vista carnosamente, sujetado por numerosos huesos atados en perfecta armonía a
un conjunto de tejidos, de músculos, para hacerlo movible y estable. Un
interior regado en rojo claro y oscuro, con un músculo interno que lo único que
hace es latir… poco más… para llevar por mil conductos ese fluido carmesí para
que todo un engranaje funcione a la perfección. ¿Eso me hace humano? Como mucho
un ser. Pensar, expresar, sentir,
hablar, gustar, sonreir, discernir, planear, soñar…vivir! Se entiende eso por
adjetivaciones humanas? Pues si es así, lo llevo crudo, porque cada una de
ellas se van desvaneciendo cual humo llevado por el viento! He de recoceros que
además de los epítetos emocionales arriba expuestos, me inunda una tremenda y
pesada tristeza.
Pensareis si leéis mis reflexiones vitales, pues qué tipo más cambiante… que se deje de
monsergas… no es otra cosa que chaval bipolar! Si bien es cierto que a cada
reflexión pasa un determinado tiempo, con sus aconteceres o su falta de ellos…
tenedlo en cuenta, pues obviamente la deducción más acertada sería la
bipolaridad… Pero no, como os digo, esto es peor… y sobre todo consciente. No
faltaré tampoco a la verdad, pues esos cambios de humor se producen… pero por
acontecimientos, avatares, rutina aplastadora y mil y un sin sentidos. Porque
aquí llega otra de esas paradojas, siempre presente en todo mis estados!
Hablaba de humanidad, cuando lo que menos siento es eso… quizá ya ni
siento…todo ese engranaje perfecto creado por Ente superior o por la casuística
cósmica más extraordinaria (da igual, pues no estoy para filosofías). Pues todo se convierte en mecánico, un robot
que hace cada día la rutina pertinente, con los miedos pertinentes… y
empeorando en tristeza de alma, en hartazgo, en desilusión tras desilusión, mi mente no es ella,- es un algo sin
definición que solo actúa causa-efecto,
miedo-salvaguarda… sin más periplos ni ecuaciones complicadas, ni siquiera
de segundo grado. Solo me diferencio de un zombie, en que la putrefacción no la tengo en piel o en la carne,
sino en el ánima y el corazón! Y son el alma y el corazón los que a veces me
hacen ver esa humanidad, pero en su lado más amargo… con el dolor en el pecho, el alma contraída y
sufriente, la sensación de asfixia oprimiéndome, el malquerer de uno mismo y
sus circunstancias, cual discípulo estricto de un Ortega y Gasset en toda su plenitud… pero solo en eso, el yo y mis
circunstancia… en lo demás, mi existencia es más tipo Sartre, el cual venía a decir que la esencia de la existencia era vómito!
Vaya, y eso que no estaba para filosofías. Perdonadme!
Pues como os decía esa amargas cosas son las que me hacen
recordar cierta humanidad, alejando brevemente cierto automatismo, pero con los
ojos nublados y cristalinos, con parpados temblantes aguantando que esa lágrima
no se escape…. Que al menos ella, Agorafobia, no se lleve también ese contento!
Y uno acaba preguntándose, y existencialmente, qué significa todo esto y si
merece la pena! Qué gano con levantarme después de las dos horas que el insomnio
me ha dejado, tomar una café, barrer y fregar la casa con más desgana que a
veces ni me molesto en hacer “lo que ve
la suegra”… y después qué! Buscando mantener la cabeza ocupada con otras
cosas para que la Ansiedad no haga acto de presencia vestida con todas sus
galas…. Y esas cosas que te distraen, que disfrutas, que te apasionan, al final
se vuelven contra ti cual boomerang, pues llega a pasar de disfrute mental a obsesión. Pero una obsesión no compulsiva… es
racional… es a propósito, es como si fuera esa pastilla que al menos
unas horas tendrá alejadas a las brujas que atormentan cual niño dentro de un
armario! Pero al final es triste, pues llegas un momento en que te da igual
todo, pues estas sumergido en un bucle que por cualquiera de los lados es prácticamente
difícil de salir… donde los días no significan nada, lunes, miércoles, sábado…
no tenían otra cosa los antiguos romanos que hacer para nombrar algo que al
final carece de sentido, de manera total para mi. Cuántas veces pregunto qué día es hoy… y tras la
respuesta, mi mente se autoconfirma
que cada día, llámese como se llame, va enloqueciéndome un poco más! Y las
horas… estúpidas por sí mismas, pues no tienen significado, ni siquiera para
recordarme el régimen de comidas… se vuelven lentas y a la vez rápidas… para
por un lado torturantes recordándome mi amarga existencia inútil e improductiva
material y emocionalmente. Y por otro lado hiriente con su daga más afilada
viendo que tu vida pasa rápidamente y al fina,l no soy Nada! Las
conversaciones se vuelven más cortas… no me acontece nada nuevo… lo único algún
ataque de ansiedad o de pánico… pero para que contarlo, ya es sabido y caer en
redundancias es también absurdo. Y escuchar experiencias ajenas es igual de
vacío, no por egoísmo, o si, no lo sé, ni lo planteo… pero escuchar que la
gente vive y tu estas inerte por completo…! más
sufrimientos al cajón correspondiente de este alto sinfonier que mi
archienemiga Ágora tiene instalado en mi habitación con cada cajón con su
etiqueta: miedo, sufrimiento, desesperanza, amargura, y una larga lista que por
pereza me niego a terminar. Nuevamente disculpas. Pero este zombie triste y cansado…. de tez blanca,
pues el sol es para mi igual de amigo que para un vampiro, la única diferencia
es que me gusta el ajo, empieza a tambalearse como antaño…. y ese miedo es
mayor, por la parte de irreversibilidad que puede llevar consigo. Para qué
vivir, si me siento tan ignorado…. y de verás que no dejo de luchar… pero las
batallas cada vez son más frecuentes y las bajas más numerosas. Qué futuro me
espera… pues veo que esta lapa está bien amarrada y lo que mejor sabía hacer,
mi trabajo, como comercial, ventas, ya me es prohibido por la incapacitante
susodicha.
Aún así, me dejé ensoñar… no quería rendirme… y traspasé de
nuevo mi dignidad y principios, aunque pedir ayuda de per sé no lo sea, pero
para mi si ha sido un poco humillante… pero aun de esa manera dejé que el sueño
se apoderara como otra obsesión, para
mantenerme aislado de las embestidas de esta enfermedad. Y
empezó el cuento de la lechera. Mi mejor terapia hasta el momento ha
sido la fotografía, mi gran pasión, pues la veo como Arte, y a ella quería
agarrarme. Tengo una humilde cámara compacta digital con una resolución
aceptable, pero que después de miles de fotos, ms de 550 post-editadas… ya era
limitada… no podía hacer más… me limitaba el expulsar creatividad,
sentimientos, lastres…. Y pensé… ¿por qué
no pedir ayuda…? no tengo otros menesteres que este ordenador y ese
instrumento llamado internet… Y empezó la vorágine de Alberto en el país de las maravillas…. Hice un blog para
exponerlas, además de dirigirlo a esta enfermedad, con las esperanza y la
petición de quién quisiera alguna fotografía… no las vendía, aceptaba cualquier
donativo, por pequeño que fuera… pues así podría ahorrar para un equipo medio en
condiciones y poco a poco reunir esos 1000 euros para ello…. Poco a poco… pero
viendo resultados… Con ese equipo podría hacer trabajos más profesionales… con
esa pasión que me apodera saldría más… la terapia se reforzaría… y sobre todo
tendría horizontes… podría dedicarme a ello, para una vida normal, sin
riquezas, pero que me sustente… Sí, esa
es la respuesta Alberto….! Confía en
la gente… además no pides (me decía) intercambias tu trabajo sin ponerle
precio… Estaba decidido… Ya veía clarear los horizontes que siempre han estado
con sus nubarrones negros de tormenta eléctrica.
Iluso de mi… que patada me dio nuevamente esta sanguijuela que
encima tiene nombre, la muy bastarda. Nada!
550 fotos y ninguna solicitud…seguía trabajando… y nada… no había frutos… hasta
pedí ayuda formal a una asociación de fotografía de la naturaleza… que tienen
un apartado solidario… y lo único que de momento conseguí y con su
extraordinaria buena voluntad era hablar con su tesorero por si me podían
rebajar la cuota de socio anual de 70 euros… 70 euros que se van en cualquier
cosa… pero que yo no puedo pagar… si lo hago, al mes siguiente me cortan la
luz… pues mis ingresos son escasos…. Cómo para reunir esos 1098 euros de esa
Camara Sony que me tiene enamorado y que era mi tabla de salvación….
Empecé a escribir email a otras asociaciones contándoles mi pasión y mi mal (no
podéis imaginaros la losa de esta enfermedad lo pesada que es, que nunca creí
que podría hacer algo así… que vergüenza) Pero la desesperación pudo más, era cuestión de supervivencia…. Pero de
nuevo Nada… solo me contestó esa que
os dije, y escribí a algunas internacionales! Mi Castillo de Arena se fue con
la primera ola de la mañana….¿Pero qué esperabas Alberto? Nueva bofetada de la
realidad que esta enfermedad me hace ver cuando quiere y en el momento
oportuno, para que el daño sea lo mayor posible. Y es que realmente fui un
iluso… si la gente se contenta con la foto cuadrada de rigor del último modelo
de móvil, sin pararse a profundidades, técnicas, expresión, transmisión, emoción….
Su único pensamiento más profundo es mirarse las caras en un espejo para luego
auto-fotografiarse y poder poner una imagen de perfil en cualquier red social,
o fotografiar el helado que acaba de comprar para que lo vea un japonés o un
argentino conectado a instagram!!!!
Y ese continuo luchar, ese continuo controlarte…va perdiendo
su sentido más primario y ves que cada día es más negro, que cada día no es día, es otra cosa… que la existencia pierde todo valor, y tu mente, tu alma y tu cuerpo se
derrumba como un edificio antiguo con una explosión controlada…
Y de nuevo en mi Debe,
pues el Haber contable de mi vida
estaba más que vacío, se llenó de antiguas ideas, pero no por ello menos
peligrosas…. La apatía reina en mi, ¿para
qué vivir, que gano con ello si sólo sufro? El llorar de un ser querido, de una
madre… al final todo pasa… ¿por qué seguir con esta estafa de vida? Y un sinfín
de un ideario inmenso que ya viví, y que empiezo a revivir temeroso… pues
la única diferencia es que en aquel momento dudaba de poder cruzar la línea… el
miedo a cruzarla, me retenía… pero aún así lo hice. Y ahora soy plenamente
consciente que puedo hacerlo, y mi temor ya no es que me inunden ese tipo de
ideas… sino que en una de ellas decida en un golpe de locura o ansiedad de
manera irrevocable cruzar esa marcada línea roja… Porque ya sé que puedo hacerlo.
Disculparme si os inundé con tristeza…. No quería tal cosa… pero
lamentablemente hoy y desde días, es lo único que desprendo.
Un saludo.
Alberto